Lo que ocurrió fue exactamente lo opuesto. Hoy el Tíbet sigue siendo un territorio vedado para los extranjeros, y es un lugar donde, según una investigación llevada a cabo por la Universidad de Colorado Boulder, hay actualmente menos periodistas extranjeros que en Corea del Norte.
No sólo los tibetanos sufren bajo el Gobierno chino.
La población musulmana de la etnia uigur y el mismo pueblo chino también sufren la represión de las autoridades y son objeto de graves violaciones a los derechos humanos.
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