Más de dos billones de personas aguas abajo del Tíbet dependen de ríos que el Gobierno chino pretende represar y desviar, lo que generará un impacto severo en sus vidas y medioambiente, además de repercutir negativamente en la agricultura y pesca.
Por otra parte, hay costos humanos directos por la construcción de represas y el desvío: comunidades enteras deben ser reubicadas de áreas inundadas por un embalse. A menudo se trasladan a tierras degradadas, donde viven en la pobreza o tienen que ser reubicados una vez más.
➜ En el Tíbet, desde 1990, al menos un millón de nómades y agricultores (un sexto de la población) han sido reubicados de las praderas, para dejar camino a las empresas mineras y a los proyectos hidráulicos. Estos “refugiados ecológicos” son empujados a guetos.
Asimismo, de acuerdo a algunas estimaciones, los proyectos de energía hidráulica han forzado a migrar a unos 22 millones de chinos desde 1950.
Los tibetanos están privados de su tierra por la fuerza; las protestas contra los proyectos hidráulicos están prohibidas o son violentamente dispersadas.
▶ Noticia completa Aquí