Aunque el líder tibetano y el presidente Obama no mantuvieron una reunión exclusiva, no es un gesto menor que un presidente reciba al Dalái Lama y lo salude de forma especial en público a pesar de las advertencias del Gobierno chino.
Bien por el Presidente Obama, esperamos que su admiración hacia Su Santidad se traduzca en un mandato que siga la línea de compasión que el líder tibetano enseña e inspira.
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